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Una meditación en movimiento

Séneca afirmó “que se puede conocer más a una persona subiendo una Montaña que en un año de conversaciones”
En la Montaña no te podés esconder, en su compañía surge tu esencia, tu fortaleza, tu ímpetu, pero también tus miedos y todas tus inseguridades por eso más que el cuerpo a la Montaña hay que ponerle el pecho y subirla con el corazón.
La Montaña te muestra un montón de cosas y te refleja otras tantas. Entra en contacto con tus emociones y te espeja aptitudes y virtudes. Dialoga con tus pensamientos, te resalta los miedos y las sombras y te recuerda capacidades guardadas y olvidadas. Te pesa en el cuerpo y te sostiene a la vez, su energía te invade y se hace carne erizándote la piel.
La Montaña te cuenta sobre tu esencia, enfrenta a tu personalidad y te recuerda tu verdad. La Montaña transitada en presencia y con consciencia se transforma y te lleva a un estado meditativo donde ella es el puente que te lleva al encuentro con tu Ser.
Les proponemos recorrer la Montaña con Amor, respeto, disfrute y estando en presencia. Salir a jugar a la Montaña con la emoción y las ganas latiendo en el corazón.
Disponernos a escuchar a la Montaña recorriendo y explorándola. Conectando con todos los reinos y los cinco elementos de la Naturaleza a través de tus sentidos. Te invitamos a escuchar tu propia voz, dándote permiso de recorrerte y explorarte mediante su encuentro.
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